Buenaventura Durruti
J.G. Centeno
acerbol.blogspot.com
El 20 de Noviembre de 1936, y defendiendo Madrid de la agresión de los militares rebeldes, cayó muerto el dirigente anarco-sindicalista Buenaventura Durruti, se ha especulado mucho sobre las causas de su muerte, sobre si fueron sus propios compañeros que hubieran preferido no abandonar el frente de Aragón, sobre si fueron los servicios de la NKDV, soviéticos en connivencia con los comunistas del PCE, que temerosos de que la extraordinaria popularidad que estaba adquiriendo el dirigente de la CNT, sirviese para que los anarquistas adquiriesen más protagonismo dando un contenido más revolucionario a la guerra contra el fascismo, algo considerado estratégicamente inoportuno para comunistas y socialistas, siendo radicalmente opuestos los repúblicanos burgueses. La versión oficial habla de una muerte accidental debido a un disparo de su propia de su arma, y yo con ella me quedo.
Fue Durruti siempre un hombre de hechos, partidario de la Acción Directa, y poco amante de complicadas formulaciones teóricas, lo que le llevó a abandonar pronto la UGT a la que se había afiliado siguiendo la estela de su padre un socialista leonés. La huelga de 1917 le condujo, amén del alejamiento de UGT, puede que expulsado, al exilio en Francia donde se fortalece su ideario libertario.
Vuelve clandestinamente a España siendo detenido y acusado de deserción, por lo que fue encarcelado, logrando escapar para volver de nuevo a Francia.
Regresa 1920 a España y en el País Vasco funda el grupo de los justicieros que intentaron atentar contra Alfonso XIII con motivo de la inauguración del gran Kursaal de San Sebastián.
Tras el frustrado intento se traslada a Andalucia con el objetivo de extender las bases de la CNT al campesinado, y es allí detenido tras el asesinato de Eduardo Dato, atribuido a anarquistas, pero una vez más consigue escapar engañando a la policía con una falsa personalidad.
Desembarca en Barcelona, y entra en contacto con Francisco Ascaso, Juan García Oliver, Eusebio Brau, Aurelio Fernández, Miguel García Vivancos, Alfonso Miguel, Ricardo Sanz, Gregorio Suberviola, Rafael Torres Escartín, Juliana López, Ramona Berni y Antonio «El Toto» formando el grupo los solidarios con el objetivo de luchar contra los pistoleros contratados por la patronal. Extienden su radio de acción a Zaragoza donde terminan con la vida del cardenal-arzobispo, Juan Soldevilla y Romero, un influyente reaccionario partidario de la mano dura contra el cada vez más potente movimiento obrero. Son años de intensa actividad en los que llega a alcanzar gran notoriedad.
Consigue liberar a Francisco Ascaso y en 1924 embarcan, desde Francia, con destino a Cuba, desde donde comienzan un periplo por toda Latinoamérica, junto a Jover y Vivancos, con los que se habían encontrado en México.
Vuelta a Europa, en concreto a Inglaterra, desde donde saltan a Paris.Allí entra en contacto con anarquistas de la talla de Sebastián Faure, Louis Lecoin, Voline, Pedro Archinof y , sobre todo, Néstor Mackno, que va a ejercer gran influencia sobre él. Estando invitado Alfonso XIII a las celebraciones de la fiesta nacional francesa de 1924 intentan de nuevo atentar contra él, y nuevamente fracasan siendo detenidos Durruti, Ascaso y Jover. Son condenados, corriendo el riesgo de ser extraditados a España, pero una campaña promovida fundamentalmente por Faure y Lecoin, hace que sean indultados en 1927 con la condición de abandonar Francia, son acogidos por Bélgica bajo una personalida falsa, "la legalidad al servicio de la ilegalidad" en palabras de Ascaso.
En 1927 se funda la FAI (Federación Anarquista Ibérica), con el objetivo de fortalecer el componente más puramente anarquista de la CNT, frente a Pestaña, Peiró y Juan López, más posibilistas. El primer dirigente de la FAI será el anarquista portugués Germinal da Sousa y la influencia de la FAI en la CNT va a ser mucha y muy importante y Ascaso, Oliver, Federica Montseny, Jover y el propio Durruti toman el control del sindicato.
De nuevo vuelta a España con la proclamación de la República a la que saludan de forma muy critica, y ya en el 1º de mayo de 1931 la FAI en un mitín exige la disolución de la Guardia Civil, la incautación de los bienes de las órdenes religiosas, la expropiación de los cotos de caza, etc.... Reivindicaciones, todas ellas justas, pero muy alejadas de los objetivos de una República recien nacida y de origen claramente burgués ilustrado.El mitín acaba con un duro enfrentamiento con la Guardia Civil. Los continuos enfrentamientos con la legalidad republicana acaban con el anarquista leonés desterrado en Fuerteventura.
Terminado el destierro, nuevo intento insurreccional en enero de 1933, que termina con los huesos de Durruti y Ascaso en la cárcel de Barcelona, son juzgados como vagabundos, lo cual causa gran indignación en el sindicalista.
En noviembre del 33 la derecha gana las elecciones, pasando a gobernar Lerroux y sus radicales que serían posteriormente apoyados por Gil-Robles y la CEDA. El 8 de diciembre, estalla la huelga general en Barcelona, Valencia, Granada, Córdoba, Badajoz, Huesca... En las demás capitales reina una gran confusión. Aragón se convierte en el centro de la insurrección. En Barbastro, Calanda, Alcampiel, Valderrobles y Alcoriza se proclama el comunismo libertario. Como consecuencia de la represión llevada a cabo, hubo más de ochenta muertos y las cárceles se vieron de nuevo repletas. Allí fueron a parar Durruti, Cipriano Mera e Isaac Puente, componentes del Comité Nacional Revolucionario cuya misión era coordinar la insurrección. No fuero liberados hasta mayo de 1934.
El «bienio negro», 1934-1936, transcurrendo entre huelgas, detenciones arbitrarias, tiroteos, asesinatos de obreros... Triste balance provocado por la ascensión al poder de la CEDA dirigida por el más fidedigno representante del advenimiento del fascismo: Gil-Robles. . La revolución 34 y su posterior represión es un ejemplo fiel, a la vez que estremecedor, de lo que los Gobiernos pueden hacer con unos hombres indefensos y desesperados que se habían lanzado a la lucha, sin importarles lo más mínimo lo único que todavía les quedaba por perder: la vida. Eran el ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, y el general Franco quienes dirigían, desde Madrid, las operaciones militares que aplastaron el movimiento insurreccional asturiano. Por estas fechas, 5 de octubre, Durruti es encarcelado de nuevo.
Mientras el proceso de desintegración del régimen del «bienio negro» se acelera hasta alcanzar su punto culminante el 9 de diciembre de 1935. Lerroux se ve obligado a abandonar el cargo y es sustituido por Portela Valladares, nombrado por el presidente Alcalá Zamora. De esta forma quedaron frustradas las esperanzas de Gil-Robles, que soñaba con el poder absoluto. Portela disolvió el Parlamento y se fijaron elecciones para el 16 de febrero. Durante los dos primeros meses de 1936, se suceden los mítines organizados por la CNT v la FAI en contra del fascismo y abogando por la unidad revolucionaria. Ante la proximidad de las elecciones, los libertarios más prestigiosos ya no pregonaban el absentismo. Era un riesgo demasiado peligroso.
El resto es conocido y la actuación de Durruti, más. En la memoria colectiva de los madrileños siempre deberá haber un sitio para agradecer a este leonés su entrega para defender a Madrid del fascismo.
Desde mi óptica política no puedo defender los métodos políticos que utilizó Buenaventura Durruti, pero siempre tendré en alta consideración a este hombre que siempre fue coherente con sus ideas, y que nunca dejó de pelear por sus objetivos, coincidentes con los intereses de los trabajadores, que no son otros que conseguir una sociedad sin un estado opresor. Hoy 20-N me atrevo a cantar:
Negras tormentas agitan los aires,
nubes oscuras nos impiden ver,
y aunque nos lo impida el dolor y la muerte
contra el enemigo nos llama el deber.
¡En pie! pueblo obrero
a la batalla,
Hay que derrotar a la reacción.
¡A las barricadas! ¡a las barricadas!