El universo femenino de la II República
Jorge J. Montes Salguero
Hablar de mujer y Segunda República aparentemente siempre es hablar de las dirigentes políticas como María LeJárraga, Clara Campoamor o Victoria Kent; pero el universo femenino estaba compuesto por todo un núcleo de población de mujeres anónimas que sin protagonismo alguno contribuyeron al desarrollo de la Segunda República desde diversos frentes.
Según el censo de 1930 la población española era de 23.677.794 personas, de los cuales 12.111.989 eran mujeres, en las zonas urbanas y en las capitales como Madrid y Barcelona, la población era muy superior a la masculina, en especial en la horquilla que va desde los 15 a 34 años, como es lógico, eso es debido a la emigración de las zonas rurales para aspirar en la capital a unas mejores condiciones de vida. De los datos de empadronamiento de Madrid, por ejemplo, hay un aumento de la población femenina entre 1930 y 1934 de 49.582 mujeres, frente a 28.631 de hombres.
Hemos planteado este artículo con la idea de homenajear a las mujeres que salieron del ámbito doméstico. La república le abrió la puerta del mundo laboral extradoméstico, eso se dejó de manifiesto en las distintas organizaciones sindicales que acogen a esas mujeres que en un principio sólo tienen como salida trabajar en el servicio doméstico y salen al sector servicios creando sus propias organizaciones reivindicativas, si bien es cierto, que la mayor población femenina está dentro del ámbito del servicio doméstico, eso posibilitó que recién proclamada la República se fundara la Asociación de Obreros y Obreras del Hogar, asociación sindical integrada dentro de la Unión General de Trabajadores, y se creó con el objeto de luchar por la mejora laboral de la profesión y hacerlo desde un punto de vista de la izquierda.
Frente al sindicato del servicio Doméstico creado por Organizaciones Católicas, las líderes de este Sindicato -hoy prácticamente olvidadas- son Claudina y Luz García e Isabel O. De Palencia, luchadoras durante el periodo de la República por una jornada laboral de 8 horas. Junto con este sindicato de Servicio Doméstico, la Asociación Laboral Unión de Modistas, el Sindicato de la Aguja, fundado por una mujer que hoy todavía vive, Petra Cuevas... Todas estas Asociaciones de izquierdas de costureras, planchadoras, sombrereras, etc., demandarían continuamente la desaparición de trabajo domiciliario y reivindican la creación de talleres y salarios más altos para esta labor. Mientras en Barcelona se pagaba por una docena de puños o camisas 30 pesetas, en Madrid se estaba pagando por realizar 12 pijamas 10 pesetas. Tuvo que ser el Ministerio de Trabajo en 1932, es decir, Francisco Largo Caballero, quien dictara un mínimo de horarios y precios de la labor realizada en talleres.
Desde el Mundo Obrero o voz del recién nacido y creciente Partido Comunista de España, se abogó por la eliminación de la modalidad de trabajo domiciliario de costureras y modistas, publicando en él diversos artículos de Claudina García.
Los distintos gremios
Lamentablemente, el triunfo de la CEDA interrumpió todos los intentos de favorecer al obrero. La llegada del Frente Popular en febrero de 1936 abrió la vía de nuevo para esas reivindicaciones laborales, pero de todos es conocido el golpe de Estado del General Franco en julio de ese mismo año contra la Segunda República debidamente constituida.
Uno de los gremios más luchadores fue el de las lavanderas, el de las planchadoras, tabaqueras y cerilleras, reivindicando no sólo mejores salarios, sino la seguridad en su puesto de trabajo. La incipiente industria de fabricación de jabones, chocolates, empaquetados, etc., posibilitó el acceso de estas mujeres a las fábricas, pero siendo su trabajo remunerado con el cincuenta por ciento menos al de los hombres.
No podemos olvidar el gremio de empleadas de comercio, telefonistas y oficinistas. Recordemos la primera huelga de empleadas de telefonistas en Julio de 1931, citamos por ejemplo a mujeres como María Biedma o Lucía Sánchez Saornil, la huelga no logró los objetivos por las divisiones entre las distintas organizaciones obreras y no sería hasta la llegada del Frente Popular cuando las telefonistas alcanzarían mejores condiciones de vida,.En ese mismo sentido hay que recordar la lucha y reivindicación de Libertad García, reivindicación por los trabajos de Hostelería, jornadas laborales de 8 horas y descanso dominical. Junto con ellas el gremio de dependientas de Comercio logran en el periodo de la República las vacaciones pagadas.
Probablemente cuando hablamos de la mujer en la República son estas las más trabajadoras, las más olvidadas. No hay duda de que la participación de la mujer en el mundo de la educación y la cultura era minoritaria, apenas un diez por ciento de los estudiantes eran mujeres en la Universidad. El Partido Comunista creó talleres y grupos de trabajo que ayudaban no sólo a alfabetizar a la mujer y culturizarla, sino a enseñarla oficios que la hiciera independiente.
Pese al machismo imperante en aquel momento, permiten la integración de la mujer en la política y en las juventudes del Partido fusionadas más tarde con lo que se conoce como Juventudes Socialistas Unificadas; participan adolescentes como las que fueron fusiladas el 5 de Agosto de 1939, y que se conocen como las 13 Rosas.
Derechos conquistados
La República le dio a la mujer el derecho al voto, el derecho a la igualdad con el hombre, le abrió el camino a la Educación y al Trabajo. Las líderes de la época Margarita Nelken, Clara Campoamor... son la cabeza visible de tantas y tantas mujeres que desde su hogar, y su puesto de trabajo reivindican la igualdad, no sólo legal del hombre y la mujer, sino social, cultural y laboral.
Probablemente, desde el Partido Comunista de España y sus juventudes fue desde donde más se favoreció esta idea; no olvidemos a Dolores Ibárruri. Pero detrás de esas adolescentes, figuraban mujeres como Manolita del Arco, Juana Doña, Nieves Torres, María Blázquez, J. Amalia Villa, tantas y tantas que pagaron con su vida en la posguerra, su lucha y su militancia en la República. A ellas, que eran el Universo femenino de la Segunda República, va dedicado este pequeño homenaje, de recuperación de la memoria y de reconocimiento, a quienes con su ejemplo de lucha y dignidad en momentos históricos nos dejaron ese caudal de generosidad que nosotros en el siglo XXI debemos de seguir sin olvidarlas.